Natanael Cano reta al gobierno y canta corridos tumbados en Aguascalientes

Natanael Cano volvió a estar en el centro de la controversia tras presentarse la noche del 3 de mayo en el Palenque de la Feria Nacional de San Marcos 2025, en Aguascalientes. El ícono de los corridos tumbados desafió abiertamente la prohibición impuesta por el gobierno estatal y cantó temas explícitamente vetados, provocando que los organizadores cortaran el audio y dieran por terminado el espectáculo de manera abrupta.

Desde el inicio del concierto, Cano parecía dispuesto a mantener la paz: interpretó canciones alejadas de referencias al narcotráfico, en aparente cumplimiento con las restricciones que las autoridades locales habían dejado claras. Sin embargo, la presión del público por escuchar los temas más populares del artista, como “Cuerno azulado” y “El de la codeína”, fue creciendo conforme avanzaba la noche.

La situación se tensó cuando Cano respondió al público con una declaración desafiante y cargada de sarcasmo: “Cuerno no me la tienen que pedir a mí, mi viejo. Cuerno se la tienen que pedir a su gobierno. Si tanto la quieren, hagan algo por eso”, afirmó desde el escenario. Luego añadió: “Con mucho respeto les venimos a cantar a Aguascalientes, compadre, y con mucho respeto a la gente que nos está prohibiendo cantar y demostrar nuestro arte. Hagan algo ustedes, no vengan a pedírmelo a mí aquí”.

Pese a las advertencias, Cano accedió a las peticiones e interpretó “El de la codeína”. Fue entonces cuando los organizadores reaccionaron: redujeron drásticamente el volumen del sonido. En una jugada inesperada, el staff del artista activó su propio sistema de audio para continuar la canción, lo que convirtió el concierto en una especie de pulso entre músico y autoridades. Apenas finalizó el tema, las luces del recinto se apagaron y Cano abandonó el escenario sin despedirse, dejando a sus seguidores perplejos.

El operativo de seguridad alrededor del evento fue estricto. El secretario de Seguridad Pública del estado supervisó personalmente la llegada y salida del cantante, mientras que el fiscal estatal había advertido días antes sobre un posible arresto si se violaban las restricciones musicales. Sin embargo, Cano salió de Aguascalientes sin enfrentarse a consecuencias legales inmediatas, trasladándose directamente al aeropuerto al concluir su presentación.

Este incidente reabre el debate sobre la censura musical en México, los límites de la libertad artística y la tensión entre la cultura popular y las políticas estatales. Mientras tanto, Natanael Cano refuerza su imagen como artista rebelde, dispuesto a cantar lo que quiere, aunque eso implique enfrentar al poder.

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